Escribo regularmente artículos en reality shows, para analizarlo, criticarlo o defender a algunos de sus candidatos.

Una costumbre que no agrada a todos en el foro de Mademoisell y, sin embargo, no contradice mis convicciones feministas.

El año pasado, escribí notablemente Mi informe a los Marselleses y al sexismo del programa, haciéndome una pregunta esencial: ¿ es el reality show (si) sexista?

Esta pregunta, la YouTuber Clarinette, con casi 14.000 suscriptores, también la plantea en un video publicado hace dos días en su canal.

¿Es sexista la televisión de realidad?

Mientras se maquilla, Clarinete plantea los contornos de una cuestión fundamental en un momento en el que el programa Les Marseillais registra récords de audiencia.

El programa, consumido anteayer por 1.322.000 espectadores, sigue fascinando al público, años después de su creación.

Por supuesto, no es de extrañar durante un período de encierro, cuando a Francia se le pide que se quede en casa y, por lo tanto, tiene mucho más tiempo del habitual para consumir televisión.

Sin embargo, salvo un período excepcional, creo que estas asombrosas cifras atestiguan un verdadero entusiasmo por este tipo de programas, aunque su concepto es básico: mujeres y hombres con físico ventajoso están encerrados en una villa, lo que da lugar enfrentamientos de todo tipo.

En definitiva, Clarinet intenta responder en 22 minutos a una pregunta que surge a menudo, tanto en la vida como en los televisores: ¿Es sexista el reality?

¡Y lo hace muy bien! En apenas media hora define nociones inherentes al concepto, aborda los tópicos de "la tonta", de "la cagole", estudia el culto a la virilidad antes de interesarse por el engaño, tema que puntúa la programas y cautiva a los espectadores.

Por supuesto, este video no cubre el tema de manera exhaustiva, y por una buena razón, hay mucho que decir sobre lo que hace que el programa sea sexista y no.

Al reproducir un maquillaje de Dua Lipa, la joven, que en mi opinión merece muchas más vistas, en todo caso dibuja inteligentemente los contornos de una cuestión fundamental en un momento en el que el entretenimiento nunca había sido tan necesario.

¡Te invito, dulce lector, a que realmente confíes 22 minutos de tu tiempo al Clarinete!

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